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El alfabeto griego procede de la escritura fenicia. Los griegos tomaron el alfabeto de los fenicios hacia el s. IX a. C., gracias a los contactos comerciales que mantenían con ellos a lo largo de todo el Mediterráneo, especialmente en torno a Chipre o Rodas. La adopción de este alfabeto vino acompañada de una importante adaptación. Utilizaron signos fenicios que no les eran útiles para notar también las vocales. Esta innovación facilitaba la lectura y su interpretación, evitando posibles ambigüedades. Aplicaron el sistema de escritura a todas los campos de la actividad humana, abriendo el camino a la literatura, la ciencia, las artes y otras actividades humanas.

En cuanto al modo de escritura, en un principio el alfabeto griego sólo utilizaba las que hoy en día llamamos mayúsculas. Tampoco existían otros signos ortográficos como puntos, comas, interrogaciones e, incluso, la separación entre palabras o las tildes.

Las inscripciones griegas desde el s. VIII reproducen las letras mayúsculas. Posteriormente, a partir del siglo IV a. C. la escritura alfabética griega siguió manteniéndose en los papiros literarios. Éstos fueron copiados en pergamino a partir del s. IV d. C. Ya en el s. IX d. C. en Bizancio se origina la minúscula que en el siglo XV fue adaptada para su uso en la imprenta hasta la actualidad.
 

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© 2023 Creado por Nidia Yael Aragón Espinoza

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